“Enrique valoraba muchísimo la universidad. Participó de la fundación de la Universidad Católica Argentina en Buenos Aires y fue su primer tesorero. Se encargó de la compra de los primeros pupitres”. El gesto del empresario relatado por su nieta, Sara Critto Shaw de Eiras, sintetizó los universos y valores convocados.

Fue durante la presentación de la Cátedra Abierta de la Empresa Enrique Shaw, de la Universidad Católica de Santa Fe. Lleva el nombre en reconocimiento del empresario argentino que fundó la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa. “Shaw fue quien, convencido de la validez de los principios de la Doctrina Social de la Iglesia, impulsó su aplicación creativa y audaz en la cristalería Rigolleau SA, su ámbito de acción, logrando resultados muy favorables a nivel económico y de bienestar laboral de sus empleados”, planteó la Casa de Estudios.

El rector, Mgter. Lic. Eugenio Martín De Palma, saludó a los presentes y a quienes siguieron la presentación on line desde Posadas, Rafaela, Reconquista y Rosario, antes de extender la invitación para “incorporar a las empresas y asociaciones empresarias a participar activamente en la Academia”.

Definió la iniciativa como “un aporte concreto a la formación, capacitación y desarrollo de habilidades de los futuros profesionales, para la dirección y gestión de la empresa contemporánea.

“Esta actividad permanente -dijo- se inserta en el Programa Universidad y Empresa, a propuesta de la Unidad de Vinculación Tecnológica, que tiene como objetivo crear canales concretos y eficaces para la vinculación de la UCSF con el mundo empresarial”.

En ese sentido destacó “la recíproca necesidad de encontrarnos en proyectos comunes que capitalicen potencialidades en pos de beneficios comunes” para “impactar en la comunidad, haciendo visibles tanto la responsabilidad social universitaria como la empresaria”

Por su parte el presidente del directorio y responsable de la Unidad de Vinculación Tecnológica, doctor Armando De Feo, explicó que “dentro del programa Universidad y Empresa, la cátedra abierta Enrique Shaw fue pensada como una puesta en común.

“No solo la cátedra abierta -añadió- sino todo el programa universidad y empresa son puestos en marcha. El programa incluye inicialmente los proyectos de investigación, desarrollo e innovación, formación in company, auspiciantes ambientales, pasantías y padrinazgos, a los que han de sumarse los que a requerimiento de las empresas podamos emprender juntos”.

Convocó de esa manera a “potenciar y consolidar el trabajo que venimos haciendo a partir de la consolidación estratégica entre la empresa y el mundo académico. Nos necesitamos, nos complementamos, podemos hacer cosas juntos”, subrayó.

Dijo que “el desafío del mundo del conocimiento es integrarse con el saber práctico de quienes son el motor de la economía. Y con ello actores principales en el posible desarrollo integral y sustentable del país. La cátedra abierta Enrique Shaw quiere constituirse en el vehículo de integración entre la empresa y la academia, y poner al servicio de la empresa la formación universitaria, y recibir de ella la formación práctica y experimental”.

En clave de alegría

Al hablar de su abuelo, Sara Critto Shaw de Eiras recordó que Enrique “Entró a la marina para fortalecer su carácter”, y que a pesar del bullying que sufrió por su creencia religiosa, terminó recibiéndose como “el oficial de marina más joven de la historia en la Armada”, con especial reconocimiento de sus pares como “promotor del amor al prójimo”.

Señaló especialmente la propuesta a quien fuera su mujer, Cecilia Ana María Luisa Bunge Fourvell-Rigolleau, a quien le propuso “el coraje de ser felices, sin complicaciones mentales, con sencillez, fe y fortaleza, que es una de las cuatro virtudes cardinales”.

Apelando a la afectuosa memoria familiar, señaló que su abuelo era ” buen bailarín” y miembro “de la iglesia alegre”. Acordó con su esposa “respetar su libertad si le contaba al final del día lo que había hecho”.

En el plano empresario, reseñó que la marina lo mandó a Estados Unidos, donde se capacitó en Corning Glass, la firma que por entonces era socia de Rigolleau, con planta en Berazategui. Dijo que fue un “cura de Chicago” quien le sugirió el camino de “llevar a Dios a los empresarios”, cosa que hizo promoviendo los “deberes de servicio, progreso técnico y desarrollo humano”

Recordó además que, como director de la fábrica de vidrios en el gran Buenos Aires, tomó decisiones como las de “no competir para dejar sin trabajo a gente en otras plantas”, “mantener trabajadores calificados en tiempos de bajas ventas” o “resistir despidos ordenados por Corning Glass”.

Voluntad e inteligencia

Hugo Krajnc recordó a Enrique Shaw como “ejemplo de ética empresarial más allá de sus valores religiosos”. El presidente de Cargill y miembro del Consejo de Economistas de la Asociación Cristiana de Empresarios, también participó en la presentación de la Cátedra Abierta.

“Es una necesaria ventaja”, dijo sobre la iniciativa. Explicó que “se trata de una necesidad porque la forma en la cual el desarrollo local y global avanza es en la interacción de universidad y ambiente empresario”.

Más adelante apuntó que “si analizamos los tres motores de la humanidad de los tiempos más remotos: alimentos, energías y conocimientos, esos tres elementos están en suficiente disponibilidad, no solamente en la Argentina como país sino en la provincia y en el ámbito de influencia de la UCSF.

“Si consideramos que no se está desarrollando esa integración en todo su potencial, no es por falta de disponibilidad de los recursos sino una más profunda integración para hacerla más provechosa y sostenible. Depende de la voluntad y la inteligencia de las partes”, afirmó.

Venerable

El 24 de abril, el papa Francisco recibió en audiencia al cardenal Marcello Semeraro, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, y autorizó al dicasterio a promulgar varios decretos, entre ellos el relativo a

Enrique Ernesto Shaw -tuvo 9 hijos junto de su matrimonio con Cecilia Bunge Rigolleau- nació el 26 de febrero de 1921 en París, de padres argentinos; se hizo oficial de la Marina y luego entró en el mundo de la industria. “Como director general, apoyó firmemente a los trabajadores.

Se unió a la Acción Católica y al Movimiento Familiar Cristiano y, bajo el impulso del episcopado argentino, organizó, junto con otros empresarios, la ayuda a Europa en la posguerra. En 1952, fundó la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa y promovió la Unión Internacional de Asociaciones Patronales Católicas y el Movimiento Empresarial Mundial Cristiano. En 1957 se le diagnosticó un tumor maligno. Murió el 27 de agosto de 1962 en Buenos Aires con sólo 41 años”.


Una nota de Ignacio Hintermeister publicada en El Litoral el 3 de noviembre de 2021. Leé la nota original aquí.