Novena para la intercesión del Venerable Siervo de Dios, Enrique Shaw
Oración para todos los días de la novena:
Oh Dios, que por mediación de María Santísima, Madre de Dios y Madre nuestra, concediste tantas gracias a tu siervo Enrique, para vivir buscando la santidad en su familia y en su trabajo, te pido humildemente la beatificación de tu siervo Enrique, para gloria de Dios Uno y Trino y fomento de la santidad en este mundo.
Padre Alberto Dupetit
Aprobación: Monseñor Santiago Olivera (Delegado del Episcopado para las causas de los santos argentinos).
Primer día:
Creador nuestro, que has hecho al ser humano varón y mujer y los creaste a tu imagen y semejanza (cf. Gen. 1,27) concédenos vivir con amor agradecido, como tu siervo, el Venerable Enrique Shaw, ya que me debo de raíz y por entero a tu amorosa Providencia.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Segundo día:
Legislador Bueno, que dijiste al ser humano “creced y multiplicaos” (Gn. 1,28) y lo pusiste en el jardín de Edén, para que lo trabajara y cuidara (cf. Gn. 2,15) te pido me concedas vivir gozosamente, como tu siervo el Venerable Enrique Shaw, según tu divina Voluntad.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Tercer día:
Justo Juez nuestro, que quieres que “todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” (1 Tim. 2,3) y “has de venir a juzgar a los vivos y a los muertos” (Credo), te pido la gracia de la Fe, la Esperanza y la Caridad, para vivir, como trató de hacerlo tú siervo el Venerable Enrique Shaw, identificado con tus divinos deseos.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Cuarto día:
Jesucristo, divino Salvador, Verbo hecho carne (Jn. 1,14), verdadero Dios y verdadero y perfecto Hombre (Credo), que has venido a salvarnos de nuestros pecados y abrirnos las puertas del Cielo, darnos ejemplo de vida mostrando el amor divino, y hacernos hijos de Dios (cf. Catecismo Igl. Cat. nn. 456-460), te pido con toda humildad crecer día a día, como tu siervo el Venerable Enrique Shaw, unido a ti –como el sarmiento en la vid (Jn. 15,5)– por la fe, los sacramentos y las buenas obras.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Quinto día:
Divino Redentor nuestro, que asumiste nuestra naturaleza, –en todo menos el pecado– para sanar y elevar todas nuestras relaciones y actividades, te pido con fervor me concedas que todo en mi vida sirva, como en la de tu siervo el Venerable Enrique Shaw, para dar gloria a Dios y sea medio para la santificación de las almas.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Sexto día:
Jesús de Nazaret, Maestro divino, el único que tiene palabras de vida eterna (Jn. 6, 68), porque es “el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn. 14,6); que dijiste: “el cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Mt. 24,35), que enseñaste al ser humano su identidad profunda y más valiosa: que somos hijos de Dios en Cristo, nacidos de nuevo por el agua y el Espíritu (Jn. 3,5) y nos has mostrado con tu ejemplo y tu palabra, reforzada con tantos milagros, cómo debemos vivir en este mundo y dar sentido a lo que hacemos y padecemos, para alcanzar la felicidad eterna. Te pido con filial confianza la gracia de tener interés y tiempo para conocer la doctrina, que nos has revelado y tu Iglesia nos propone desde el inicio, para llevar una conducta coherente de buen hijo de Dios como procuró tu siervo el Venerable Enrique Shaw a pesar de sus múltiples actividades.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Séptimo día:
Jesús, Redentor nuestro, Paciente divino, que por salvar a la humanidad caída sufriste en este mundo crueles humillaciones y tormentos ocasionados por nuestros pecados; y nos ofreces el perdón y la reconciliación. Te pido me concedas la gracia de confesar mis pecados con propósito de enmienda las veces que haga falta y sobrellevar los males con espíritu de reparación, como hizo con tu ayuda tu siervo el Venerable Enrique Shaw, que en la Misa se unía a tu santo Sacrificio y te recibía en la Sda. Comunión con el Alma limpia de pecado.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Octavo día:
Jesús, Hijo amado del eterno Padre (cf. Mt. 17,5), cuyo alimento es cumplir la voluntad del que lo envió (cf. Jn. 4,34); y nos has dicho: “como mi Padre me te envió, así los envío yo a ustedes” (Jn. 20,21) te pido con fervor me envíes tu Santo Espíritu para crecer en gracia y santidad, como trató de vivir tu siervo el Venerable Enrique Shaw, para poder amar hasta el fin (cf. Jn. 13,1) y cumplir el Mandato misionero del Señor (cf. Mt. 28,18-20).
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Noveno día:
Jesucristo, Cabeza del Cuerpo Místico (cf. Ef. 2,22-23), que nos esperas en la Casa del Padre, donde has ido a prepararnos un lugar (cf. Jn. 14,2) te pido piadosamente que sepa vivir esta etapa temporal de mi vida, como tu siervo el Venerable Enrique Shaw: como preparación para la eterna vida bienaventurada, bien unido a nuestra Cabeza, que también ha querido quedarse con nosotros “hasta la consumación del mundo” (Mt. 28,20), para Consuelo nuestro y para asegurarnos la salvación eterna, por la que ofrece su vida en la cruz y la recupera en su resurrección.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.